La alopecia, una enfermedad asociada al Covid-19
Actualmente, existen varias investigaciones que analizan cómo la alopecia androgénica puede suponer un agravante para los pacientes de Covid-19. El estrés psicológico o físico provocado por la enfermedad puede provocar una caída de cabello derivada del aumento del cortisol, que disminuye la absorción de nutrientes y agua necesarios para una buena salud capilar.
En los últimos meses, son numerosas las informaciones sobre el Covid-19, sus causas, sus consecuencias o incluso los efectos a posteriori que pueden provocar en los pacientes.
En las últimas semanas, esta enfermedad se ha vinculado también con la alopecia, al poder ser una causa de ésta y tener relación con los efectos de la enfermedad.
La alopecia androgénica como agravante del Covid-19
Numerosos estudios están investigando cómo la alopecia androgénica puede suponer un agravante en los efectos de los pacientes diagnosticados con Covid-19, analizando cómo el virus podría interaccionar con los receptores andrógenos, que son las hormonas implicadas en este tipo de alopecia. A pesar de estar analizando si se trata de una causalidad o una casualidad, no existe todavía una evidencia científica. Esta teoría además, demostraría que los tratamientos “antialopecia” del grupo de los antiandrógenos, podrían tener utilidad como terapias para disminuir la gravedad del Covid-19.
La alopecia derivada del estrés
El estrés puede venir derivado de múltiples causas, muchas de ellas difíciles de identificar, pero lo que sí se ha demostrado es que una de sus consecuencias es la pérdida del cabello. En el caso de la enfermedad, este estrés puede estar provocado por causas físicas o psicológicas, pero en ambos casos viene derivado de un trauma. En el caso del trauma psicológico, puede venir derivado de las consecuencias de la pandemia, como el miedo a contraer la enfermedad, a perder el trabajo, o por el confinamiento. Según el Dr. Javier Pedraz, “el estrés provoca un aumento de la adrenalina, que se eleva en sangre y, si este aumento es mantenido en el tiempo, puede provocar un aumento del cortisol”. Esta hormona (cortisol) va a provocar la disminución de la circulación sanguínea y como consecuencia “una incorrecta absorción de nutrientes y agua por parte del cuero cabelludo y los folículos pilosos”. Esto provocará que el cabello se debilite y como consecuencia “todos aquellos cabellos que se encuentren en proceso de crecimiento (fase anágena) pasen repentinamente a caída (fase telógena)”, lo que se conoce como efluvio telógeno.